FLORIPA, ISLA DE LA MAGIA
Ahora que ya hemos vaciado las maletas de nuestro viaje a Brasil (y comenzamos a llenarlas para regresar a casa) voy a relatar nuestra pequeña aventura un tanto “gafada”.
Yo diría, incluso, que somos un poco desgraciados pero, teniendo en cuenta que a pesar de todo hemos viajado a Brasil, no puedo considerarme tal cosa.
A todos aquellos que decían envidiarnos por estar tomando el sol en playas brasileñas y poniéndonos morenos… alegraos! Nos ha hecho un tiempo de mierda, ha llovido todos los días y hemos pasado más frío que un tonto.
Resulta que en la zona a la que nosotros fuimos, Florianópolis, lleva mes y medio lloviendo. Una cosa bastante inusual, que nunca antes había ocurrido allí y mucho menos en estas fechas. Todo el mundo decía que no se lo explicaba y que no sabían por qué el tiempo está tan loco. Quizá nuestro fallo fue mirar el pronóstico una vez que ya habíamos comprado los billetes… o quizá no, porque si lo hubiésemos mirado antes tal vez nos habríamos perdido el viaje.
El caso es que nos dirigimos hacia allí con la maleta llena, no sólo de bikinis y pantaloncitos cortos, si no de esperanza y convicción en que el sol iba a salir sólo para nosotros nada más llegar y que la lluvia iba a cesar para dejarnos disfrutar de nuestra semana de playa, sol y calor (bien merecida, por cierto).
Tras 28 horas de viaje en autobús llegamos a Florianópolis. Del viaje decir que no se hace tan pesado como me imagino estaréis pensando. Los asientos son más cómodos que los de los autobuses a los que nosotros estamos acostumbrados, más amplios, se reclinan más (pueden ser cama o semi-cama), tienen baño y neverita con refrescos para que te sirvas a tu gusto. También hizo varias paradas para comer, cenar y desayunar. Además, te van dando unas bandejitas con cosas para comer y merendar.
A mi nunca me había gustado viajar en autobús pero la verdad es que no me importaría repetir (en estas condiciones) porque el viaje también es una experiencia y los paisajes que veíamos por el camino eran increíbles. Además, conoces gente de todo tipo, de todas partes, cada uno con una historia que contar y unas experiencias de las que algo se puede aprender.
Típicas casitas de colores en medio de la selva.
El verde es un color que abunda en brasil y el aires que allí se respira es puro y limpio, cosa que se agradece bastante cuando sales de Buenos Aires.
Fuimos con los 3 sevillanos (Pablo, Guille y El Largo) y con Cuko (de Albacete), todos compañeros de Emilio en Underground.
En cuanto al alojamiento, tuvimos bastante suerte porque resulta que un amigo de Pablo (que estudia en Underground también) es de allí y tiene una casa en la Playa de los Ingleses (que es la de veraneo) y otra en el centro de Florianópolis (que es donde vive con sus padres). Así que llamó a su padre para decirle que íbamos, que nos dejara la casa y que fuera a buscarnos a la estación para llevarnos a Playa de los Ingleses.
Para que os situéis os explico un poco qué es Florianópolis (Floripa) y dónde está situada:
Floripa es una isla situada al sur de Brasil que cuenta con 42 playas, muchas de ellas vírgenes y casi inexploradas por los turistas. A parte de estar bañada por el Océano Atlántico, cuenta con dos grandes lagunas, Lagoa da Conceiçao (agua salada) y Lagoa do Peri (agua dulce).
Parte de la ciudad se encuentra localizada en el continente brasileño y la otra parte es una isla (unidas por un gran puente). Nosotros estuvimos conociendo la parte de la isla.
Puente que une la isla con el continente.
Una vez situados alquilamos un coche (para 5, en el que nos metidos 6) para recorrer las distintas playas. Fuimos bajando desde Playa de los Ingleses hasta llegar a Naufragados, pasando por Santinho, Barra da Lagoa, Galheta, Playa Mole (aquí se practica mucho surf), Joaquina (donde se practica sandboard), Campeche (en esta parece que estés en la serie Lost por el paisaje), Morro das Pedras y Pantano do Sul.
Nos quedamos con las ganas de ver parte del norte: Canasvieiras, Jureré (donde se encuentran todas las mansiones lujosas de los famosos), Cachoeira, etc. pero perdimos un par de días a causa del mal tiempo y una mala planificación. Tampoco pudimos conocer a fondo el centro de Florianópolis pero con lo poco que estuvimos allí, vimos que es una ciudad que merece la pena ser visitada.
Momentos de pesca en las playas de Brasil.
Y en resumen, ese ha sido nuestro breve, pero no por ello menos intenso, viajecillo a Brasil. Nos hemos quedado con ganas de ver y hacer muchas más cosas, pero así siempre tendremos una excusa para volver.
ESTOY DE VACACIONES
Hace 16 años